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Cambridge: La guía definitiva para visitantes

Cambridge: La guía definitiva para visitantes

Desde hace años, una procesión de ratones de biblioteca y varias generaciones de políticos y estudiosos recorre constantemente las calles de la ciudad de Cambridge, el rival de Oxford en la lucha por el título de «La ciudad más inglesa de Inglaterra». Pero los pintorescos cafés, edificios arcaicos y polvorientas librerías ya no están solo reservados para los que asisten a escuelas privadas o “purasangres” británicos: Cambridge se está convirtiendo en una fantasía para todos los hípsters que buscan algo para subir a Instagram.

Eso no quiere decir, naturalmente, que Cambridge sea solo para hípsters; es difícil no enamorarse de esta ciudad llena de rincones adoquinados y edificios que parecen salidos de una postal.  Pero, con tantas cosas para hacer, tantos lugares para ver y tantas tortas para comer, hicimos bien averiguando por vos cuáles son las «mejores porciones».

VISITA LA UNIVERSIDAD

Fingí que sos un estudiante universitario y andá a chusmear a la (otra) mejor universidad de Inglaterra. Aunque se las suele considerar a la misma altura en cuanto a prestigio académico, clasificaciones académicas y preciosa arquitectura, hay algunas diferencias entre las universidades de Oxford y Cambridge: Cambridge es una ciudad más pequeña, por ejemplo, así que la universidad es mucho más prominente, es imposible no verla. Los edificios de las 31 facultades se pueden visitar en gran parte, aunque, hagas lo que hagas, NO pises el pasto. King’s College, Trinity College y St. John College causan sensación y atraen a las multitudes, y también merece la pena dar un paseo por los jardines del Clare.

PASÁ POR LOS MUSEOS

Cambridge es una ciudad que sabe cómo hacer disfrutar de verdad a cualquier persona cuya idea de una tarde turística entretenida sea recorrer una infinidad de museos. Como tiene la mayor concentración de colecciones de renombre internacional después de Londres, sin importar qué tipo de cultura te estimule, no vas a tener excusas para no cumplir tus deberes de buen turista. Podés encontrar arte y antigüedades en el museo Fitzwilliam, embarcarte en un viaje a través de los libros de historia en el Museo Imperial de la Guerra, o pasear por el mundo natural del Jardín Botánico de la Universidad de Cambridge.

PUNT, PUNT, PUNT

Una vez más, al igual que su rival inglesa, Cambridge es una ciudad construida a orillas de un río serpenteante, así que, ¿por qué explorar a pie cuando podés hacerlo cómodamente en un bote de madera? Andá al río Cam y probá el punting (algo así como remar, pero una sola persona rema de pie), aunque procurá pedir un chófer privado en Scudamore, la empresa de alquiler de botes más antigua de Cambridge. Es importantísimo, por si terminás cansándote o dándote cuenta de que estás yendo en círculos y sos incapaz de dirigir un bote con nada más que un palo largo.

VISITÁ EL PARAÍSO DE LAS PASTELERÍAS

Si se te ocurre irte de Cambridge sin haber dado un vistazo a Fitzbillies, entonces es mejor que reserves un viaje para volver…en seguida. Fitzbillies es para Cambridge como Harrods es para Londres: esta pastelería tradicional es un establecimiento muy querido. Desde afuera, los descoloridos paneles de madera de la vidriera te harán sentir que has viajado hacia atrás en el tiempo y aterrizado en 1921. No te equivocarías al 100%, porque algunas cosas no han cambiado desde que el local abrió sus puertas hace casi un siglo, especialmente la receta secreta de sus mundialmente famosos, pegajosos y magníficos bizcochos de Chelsea.

SÉ INGLÉS, TOMÁ TÉ

No tomar té en ese escenario tan inglés no se puede consentir. Tanto si hacés una visita de un día, como si estudiás ahí durante unos meses, unite a los lugareños y relajate probando la bebida. Una vez que te hayas sentado en una hamaca en los jardines del Orchard Tea, con el suave sol inglés en tu cara, una humeante taza de té recién hecho y un pastelito cubierto de crema y mermelada, comprenderás a qué viene tanto revuelo. El Orchard sirve tazas de esta riquísima bebida desde 1897, y se convirtió en algo legendario para estudiantes y profesores universitarios: Stephen Fry, Virginia Woolf, Stephen Hawking y Sir David Attenborough, entre muchos otros, se han tomado aquí una taza de té.

DEJÁ TIEMPO PARA UN POCO DE TERAPIA DE COMPRAS

De lunes a sábado, la plaza del mercado tradicional de Cambridge se llena de docenas de puestos cubiertos con lonas en los que los vendedores locales venden sus productos, en el mismo lugar en el que sus predecesores lo hicieron durante generaciones. Acá, los compradores más astutos pueden moverse entre el alboroto de los puestos y encontrar ofertas entre los libros, joyas, frutas frescas y artesanías locales, e incluso pueden arreglar sus bicicletas. Una vez que hayas acabado de pasear por los puestos, mirá más allá de plaza: los pintorescos callejones y pasajes que la rodean están llenos de locales únicos, además de algunos de los negocios más populares para compensar.

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